viernes, 18 de diciembre de 2015

Para que no te pierdas en el barrio

Para que no te pierdas en el barrio. Patrick Modiano.

Anagrama: Barcelona, 2015. 150 pp. 14,90 euros.


Por J. Teresa Padilla

Me he propuesto hacer una reseña breve y sencilla. Como la novela, que también es breve, aunque me cuesta calificarla de sencilla. La sencillez es lo más complicado de conseguir cuando lo que se presenta así no es una pura trivialidad. Y esta novela, que se podría muy bien leer como un relato detectivesco, para nada tiene un tema banal. Habla de quiénes somos, de lo que supone llegar a saberlo, de cómo reconstruir esa identidad fragmentaria, de si, parafraseando al propio Modiano, debemos o queremos “bucear en esa masa espesa y viscosa” que somos nosotros mismos o los lugares (y tiempos) donde hemos de buscarnos. Habla, en suma, de lo que siempre hablan las novelas de Modiano y cómo lo hacen siempre, reproduciendo en la escritura el nada sistemático proceder de la memoria, que es, al fin y al cabo, la responsable de esa identidad que sólo se forja en el tiempo, que está hecha de recuerdos y olvidos, de presencias y ausencias. Una identidad que es tiempo, que se crea destruyéndose y se recrea reconstruyéndose. ¡Vaya! Creo que sencilla,  lo que se dice sencilla, no va a poder ser ya esta reseña.

He dicho que se puede y, quizá, hasta se deba leer como una novela de misterio, pero que nadie espere la resolución completa del mismo. Habida cuenta de cuál es éste aquí, difícilmente podía conseguirse tal cosa. En cualquier caso no nos invade por ello la decepción. Ya nos hemos ido dado cuenta, progresiva pero tempranamente, de que no cabía esperar la aclaración de ningún enigma: nuestro “detective” pasa de largo ante el crimen obvio (pues, aunque pasado, hay un crimen) porque lo único que le retiene en la investigación es que se siente objetivo de la misma. Es el investigador, el testigo principal y hasta la víctima, tal es la quemazón, no formulada siquiera como sospecha, que le impide desentenderse, que le obliga a recuperar del olvido de toda una vida a esos otros que se fue una vez y se abandonó.

Foto: Patrick Modiano
Este detective es Jean Daragane, un escritor al filo de la vejez, inmerso en la soledad propia de esa época de la vida en la que ya no queda nadie que nos haya importado. Nadie ni nada, y por eso sólo se espera ya, en una angustia más o menos manejable, la propia desaparición.

Una tarde recibe una llamada de un desconocido que pretende devolverle una agenda de teléfonos cuya pérdida apenas recordaba ni lamentaba. No obstante se cita con él para recuperarla. El hombre, que aparece acompañado por una mujer, le pide información sobre uno de los nombres que aparece en la libreta. Un nombre que aparece también en la primera novela de Daragane y que éste no recuerda en absoluto. Como tampoco la propia novela.

“Poca cosa”, así comienza y finaliza esta novela, “al principio es poca cosa”: detalles insignificantes que desdibujan el presente y convierten en fantasmas de los seres que se conocieron en el pasado a los que lo habitan. Y ese pasado que, como la maleta de cartón de la que nunca se decidió a desprenderse aunque celebre haber perdido la llave, permanecía cerrado, empieza a revivirse, a hacerse presente. En desorden, con la misma escritura apretada y confusa del dossier en que aparece aquel nombre olvidado, entre otros igualmente sepultados por el tiempo y más queridos, pero abriendo brechas a través de las cuales el dolor y la pena se propagan como una mecha. El dolor, la pena, y aquellos que un día se fue, que se sigue, pese a todo, siendo: esa muchedumbre que es uno mismo.

Recordar o “hacerse el muerto y quedarse flotando suavemente en la superficie de las aguas profundas, con los ojos cerrados”, ésa es la cuestión, el tema recurrente de Modiano. Resulta sorprendente cómo consigue ofrecernos siempre algo distinto a partir de lo mismo. Debe ser eso lo que se llama talento.

4 comentarios:

  1. Me has convencido, Teresa. Voy a añadir este título a mi lista de Reyes, pero confieso que da un poco de miedito: "bucear en esa masa espesa y viscosa" que es una misma. Gracias por la recomendación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Quita, quita! Miedito nada, que conforme se atreve uno a bucear esa masa se hace más líquida y navegable. Pero, ojo: cuidadito con Modiano. Es un hipnotizador y, como sucumbas a su "música narrativa", estarás perdida. Crea adicción.

      Eliminar
  2. Pues tengo yo mis desavenencias con Modiano. He leído un par de libros suyos y no me dejaba buenas vibraciones. Pero este lo has contado bien, muy tentador, el investigador que es todas las partes (investigador, víctima y testigo), y que en realidad sea una novela de misterio donde el misterio no es el objeto de investigación también es bastante tentador. Lo de bucear en una misma ya ni te cuento, no hago otra cosa últimamente...

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, supongo que Modiano es de esos que enganchan o repelen. Ésta es, desde luego, una novela fácil de leer (a diferencia, por ejemplo, de la Trilogía de la ocupación)y una buena ocasión de dar una nueva oportunidad a Modiano.
      Un abrazo y felices fiestas, Ana.

      Eliminar